No se juega con las cositas que cortan

|

Hoy en lentejas asesinas: “Como cortarse en una mano con un cuchillo jamonero”

Era una calurosa tarde de verano, mi madre reclamaba mis servicios como taxista para acudir al carrefú a repostar la despensa con cositas jugosas, ricas y llenas de fundamento.

Dejamos al coche repostar en el parking, mientras nos dirigiamos con paso alegre y divertido hacia dentro (imaginaros a mi madre y a mi saltar como Heidi por el centro comercial), cogemos el carrito, sin sillita, que uno ya no cabe, y ala, tos pa dentro!.

No se si os habéis dado cuenta, que las servilletas de papel, están fuera de la zona de comestibles y detergentes, por lo cual, te “obligan” a recorrer todo el centro comercial en busca de las susodichas (esto tiene que ser una estrategia comercial, porque sino, no lo entiendo).

Llegamos a la zona de ferretería/articulos para el hogar y alli estaban, sonriendonos con cara de euro diciendo “cogeme :D”.

Al rato mi madre comenta que le hace falta algún utensilio para la cocina (¿veis?, lo que os decia yo, estrategia comercial, siempre te encuentras con algo que te hará falta). Entramos en el pasillo de los cuchillos, y ooooooooooooooh, que pedazo cuchillos, como brillaban, que hermosos eran...

Yo como tengo la mania de tocarlo todo, probarlo todo, pulsar todos los botones que encuentre en mi camino… pues ale, voy y cojo un cuchillazo de esos, que resulta que sólo estaban protegidos con una cintita de plástico, y yo todo chulo digo “esto no corta ná”.

¿Que no corta ná?, y un guevo de avestruz!, vaya si corta!. El cuchillo se salió de la cinta (pq tiré yo de ella) y zas, directo a la mano, dejando una buena herida bien abierta, por donde chorreaban litros y litros de sangre. ¡Y yo tan tranquilo oiga!.

- Mamá, que me corté, oye, voy hasta enfermeria del centro.

- Aaaaaaaayyyyyyyyy hijooooooooooooooooooooo mirate la mano por dios!.

- Que si mamá, ale, vengo ahora.

Llego a enfermería, y el chico que estaba alli (que no creo que fuera el médico de la empresa), se puso palidísimo, y no hizo otra cosa más que echarme agua oxigenada a la herida (nunca hagais esto, nunca) y de allí salio tal cantidad de espuma, ni que mi mano estuviera rabiosa oye!.

Le dije que lo dejara, que amaba tanto mi mano como para perderla, y que me diera unas gasitas para ir al hospital. Y eso hizo.

Con la mano llena de gasitas, conduje mi coche, con mi madre abanicándose a mi lado (y a mi que me parta un rayo!!!!), y me dirigí a urgencias del hospital de mi pueblo. Y allí… tras lavar mi herida y manosearla (eran estudiantes de medicina), y seguir manoseandola, y manosearla, y gritar yo “cerradme la herida de una puta vezzzzzzzz”, me pusieron 11 puntitos en la palma de mi mano izquierda.

Por lo menos tuve un final feliz, ahora luzco mi herida orgulloso ^^

Eso si, no os fiéis de los cuchillitos, que aunque brillen mucho, no tienen valor alguno.

3 comentarios:

Fisher, S. dijo...

eres un jodido friki tio xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

por cierto... "¡Y yo tan tranquilo oiga!" and "ni que mi mano estuviera rabiosa oye!" it´s.. so gay.. XDDDDDD

zupe dijo...

Manazas xD

crazyross dijo...

Haberte puesto una compresa con alas super absorbente ^^ funcionan XDDDDDDDD pero te hubiese dejado secooooo jajaajajjaaja
dejaste el carrefour perdido de sangre o q??
muy buena la entrada perraco ^^